Descifrando el lipedema: Edades de inicio
Este trastorno adiposo crónico que afecta principalmente a mujeres, cuenta con numerosas incógnitas como la edad en la que comienza a manifestarse. Aunque el lipedema, se manifiesta principalmente en las extremidades inferiores, puede también aparecer en los brazos.
A lo largo de este artículo, desentrañaremos uno de los misterios más antiguos acerca de este trastorno, la edad en la que comienza a manifestarse.
Fundamentos del lipedema: ¿Qué es y cómo se manifiesta?
Como hemos mencionado el lipedema es un trastorno crónico del tejido adiposo que se caracteriza principalmente por una distribución de grasa, en las extremidades inferiores y superiores. Entre los síntomas más habituales encontramos la acumulación de grasa, sensibilidad al tacto, dolor y en casos más avanzados, podemos encontrar una hinchazón y cambios en la textura de la piel. Es ocasiones, se suele confundir el lipedema con la obesidad dado la similitud de sus síntomas.
Infancia y adolescencia: ¿Puede afectar a edades más tempranas?
Aunque el mito más extendido acerca de este trastorno es que no se aprecie en edades tempranas, es mentira, dado que puede aparecer tanto en la infancia como en la adolescencia. Numerosos estudios han indicado que niñas de edades comprendidas entre los 10-12 años ya padecen dicho trastorno. En esta etapa, las señales pueden pasar desapercibidas o atribuirse a los cambios hormonales que se producen en dicha fase de desarrollo.
Una detección temprana permite intervenir antes de que el lipedema progrese y afecte de forma negativa a la calidad de vida de las personas más jóvenes.
Transición a la edad adulta
A medida que las mujeres llegan a la edad adulta, este trastorno puede volverse mucho más evidente, dado que los síntomas son más visibles. Es principalmente en las edades entre los 20 y 40 años, cuando los diferentes eventos hormonales, tales como el embarazo o la menopausia, los que hacen más visibles los síntomas de este trastorno.
Factores que influyen en la aparición del lipedema
En lo referente a los factores que ocasionan este trastorno podemos clasificarlos en:
Predisposición genética
La predisposición genética tiene un importante papel en la aparición de este trastorno. Numerosos estudios han indicado que aquellas mujeres con antecedentes familiares que hayan tenido dicha condición tienen un mayor riesgo de desarrollarla.
También, hay que destacar que una gran variedad de genes están siendo objeto de estudio para conocer cómo pueden contribuir al desarrollo de este trastorno.
Cambios hormonales
Aunque la relación existente entre las hormonas y este trastorno está siendo estudiado, hay indicios de que los cambios hormonales, que se producen principalmente durante el embarazo o la menopausia, que pueden ocasionar o agravar dichos síntomas de este trastorno.
Lesiones o cirugías previas
Tanto las lesiones traumáticas como los procedimientos quirúrgicos que se hayan realizado previamente pueden ocasionar la aparición de los síntomas de este trastorno. El trauma físico, así como la respuesta del cuerpo a la cirugía puede tener un impacto en la acumulación y en la distribución de grasa.
Factores inflamatorios
La inflamación crónica también se suele asociar con este trastorno. Dado que esta respuesta natural del cuerpo es desencadenada por factores que pueden aumentar la permeabilidad vascular, así como la acumulación anormal de grasa en las extremidades.
Cambios metabólicos
Tanto los cambios en el metabolismo como la forma en la que el cuerpo almacena y utiliza la grasa puede influir en la aparición de este trastorno. Algunos estudios que se han realizado indican que las alteraciones que se producen en la función del tejido adiposo poseen un papel vital en el desarrollo de esta afección.
Factores ambientales y estilo de vida
Otros factores que puede influir en la aparición e este trastorno son el estilo de vida u otros factores ambientales. Dentro de estes factores se encuentran la obesidad, la falta de actividad física o el mantenimiento de una dieta poco saludable y sana.
Detección precoz y prevención
La detección temprana de este trastorno es crucial para iniciar diferentes intervenciones que permitan mejorar la calidad de vida y evitar posibles complicaciones a largo plazo. Aunque, la falta de conciencia y otros desafíos para realizar el diagnóstico pueden retrasar la detección de este trastorno.
Sin embargo, es importante que examinemos las señales tempranas para conocer la existencia o no de este trastorno, además de someterse a diferentes métodos de diagnóstico, como la evaluación clínica o las imágenes médicas, contribuyen a una detección más precisa. También se pueden seguir diversas estrategias preventivas, entre las que se encuentran los cambios en el estilo de vida, las terapias físicas o el monitoreo activo de los factores que pueden desencadenar este trastorno.
Si estás buscando más información sobre el Lipedema, su diagnóstico o las diferentes opciones de tratamiento que están disponibles, te recomendamos que visites nuestra clínica. Contamos con un equipo de expertos que te asesoran sobre este trastorno, además de elaborar un plan de tratamiento personalizado para abordar todas tus necesidades. ¡Descubre cómo podemos ayudarte!