Descifrando el Lipedema; Síntomas y fases
El lipedema, puede suponer todo un enigma médico cuyos síntomas principales son la acumulación anormal de grasa en las extremidades inferiores. Aunque este trastorno a menudo se puede confundir con la obesidad común, pasa por diferentes fases.
A lo largo de este artículo conoceremos más acerca de cada una de las fases evolutivas del lipedema, pasando desde la acumulación inicial hasta las complicaciones más avanzadas, proporcionando una visión integral para escoger el mejor tratamiento posible.
Fases del lipedema
Fase inicial: Acumulación de grasa asimétrica
En las etapas iniciales, este trastorno se manifiesta con una acumulación anormal de grasa, que se puede encontrar principalmente en las extremidades inferiores. Aunque la distribución de la grasa en ocasiones puede pasar desaparecida confundiéndose con la obesidad convencional.
Fase intermediaria: Aumento de la inflamación y de la sensibilidad
A medida que este trastorno va evolucionando, la inflamación y la sensibilidad en las áreas afectadas se vuelven más intensas. En esta fase, también es posible experimentar un dolor más persistente, una sensación de pesadez y molestias, además de que la piel suele pasar a tener una textura irregular similar a la piel de naranja.
Fase avanzada: Complicaciones linfáticas y articulares
En esta fase, es habitual encontrar complicaciones más severa que pueden afectar principalmente a las articulaciones circundantes. Además, la movilidad puede verse comprometida, lo que junto con los síntomas físicos pueden acabar provocando desafíos emocionales.
Síntomas del Lipedema: Identifica las señales clave
Aumento gradual del volumen en las piernas
El principal síntoma, además del más visible de este trastorno es el aumento de forma progresiva del volumen en las piernas sin que tenga una relación clara con el peso corporal. Esta acumulación adiposa afecta principalmente a los muslos, rodillas y tobillos. Distinguir este síntoma es crucial para poder realizar una intervención temprana de este trastorno.
Cambios en la textura de la piel
La piel ubicada en las zonas afectadas puede presentar cambios en su textura. Además de volverse más sensible, también es posible que sea irregular y que tenga una apariencia bastante similar a la piel de naranja. Este cambio de textura es uno de los principales indicativos visual que alertan de la presencia de esta condición.
Fatiga y sensación de pesadez
Los pacientes también pueden experimentar una sensación de fatiga que afecta principalmente a las extremidades inferiores que se ven afectadas. Esta fatiga puede ir acompañada de pesadez, lo que dificulta la movilidad. La carga adicional que sufren las piernas puede limitar la capacidad para realizar actividades simples de la vida cotidiano, tales como caminar o como estar de pie durante períodos de tiempo prolongados.
Propensión a hematomas y moretones
Otro de los síntomas que caracterizan a esta afección es la propensión a hematomas y moretones en las zonas afectadas. Esto se debe a la gran fragilidad de los vasos sanguíneos y a la acumulación del tejido graso que ocasionan que la piel sea mucho más propensa a sufrir lesiones, incluso traumatismos leves.
Dolor en las articulaciones y dificultades en la marcha
Otros de los síntomas del lipedema que suele manifestarse es el dolor en las articulares, principalmente en las rodillas, esto se debe al peso adicional y a la acumulación de grasa que hay en dicha zona. Esta incomodidad puede influir en la marcha y en la capacidad para realizar diferentes actividades físicas, lo que afecta tanto a la funcionalidad como al bienestar general del paciente.
Cambios en la postura y desarrollo de desequilibrios musculares
A medida que esta afección va progresando, algunos pacientes pueden apreciar cambios en la postura y acabar desarrollando desequilibrios musculares. La distribución desigual de la grasa puede ejercer una presión excesiva sobre los grupos musculares, contribuyendo a alteraciones posturales y afectando a la alineación corporal normal.
Factores a tener en cuenta
Factores genéticos y hormonales
La predisposición genética cuenta con un papel importante en el desarrollo del Lipedema. Por ello, resulta importante conocer el historial familiar, así como evaluar los factores hormonales, prestando mayor atención durante la pubertad, el embarazo y la menopausia. Estos factores pueden tener un alto impacto en la progresión de esta condición.
Estilo de vida y hábitos alimenticios
Mantener un estilo de vida saludable, en el que se incluyan hábitos alimenticios equilibrados, así como la incorporación de la práctica deportiva, son claves para controlar esta afección. Estos dos aspectos adaptados a las necesidades de cada individuo pueden contribuir a controlar el peso y a mejorar la salud general.
Condiciones médicas concurrentes
Contar con otras condiciones médicas, tales como la insuficiencia venosa, hipotiroidismo u otras enfermedades metabólicas pueden afectar negativamente al Lipedema. Tanto la evaluación como el tratamiento de forma simultánea son esenciales para abordar la salud del paciente.
Si tienes dudas y crees que padeces alguno de los síntomas característicos del Lipedema o deseas conocer más información o realizar una evaluación más precisa, te invitamos a visitar nuestras instalaciones. Contamos con un equipo especializado que se encargara de evaluar tus condiciones de forma profesional para determinar tu situación y ofrecerte las herramientas necesarias para mejorar tu bienestar general. Tu salud es nuestra prioridad!
